
Rutas históricas de la Guerra Fría en Budapest
Durante la II Guerra Mundial, Hungría formaba parte de las fuerzas que apoyaban el régimen nazi, siendo integrante del Pacto Tripartito, conformado por las grandes potencias de Japón, Alemania e Italia principalmente. Su apoyo a Hitler la convirtieron en un centro neurálgico, sobre todo en los últimos años del conflicto, ya que era uno de los pocos soportes que le quedaban al régimen nacionalsocialista.
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Historia
Al finalizar la contienda la ciudad de Budapest se vio sometida al gran Sitio, que duró desde otoño del 1944 hasta el fin de la Guerra. Las tropas soviéticas ocuparon la localidad, siendo combatidas por el destacamento nazi búlgaro principalmente, que sometieron a la población a una devastación considerable. El sitio finalizará con la victoria de los rusos, que proseguirán camino Berlín.
Tras estos sucesos la capital se verá subyugada bajo el liderazgo comunista, con la constante presión para aumentar su peso político y autoridad. Finalmente en 1949 el Partido Comunista Húngaro consiguió hacerse con el poder, proclamando la República Popular de Hungría. Tras ello se aceptó la presencia de tropas soviéticas como forma de mantenimiento de la paz. Esta situación finalizó en 1956 cuando la población se sublevó, obligando a que las tropas soviéticas abandonaran el país. Sin embargo, no será hasta 1989 cuando Hungría consiga finalmente proclamarse como República Húngara.
Lugares emblemáticos y su visita actual
La ciudad nos muestra un sinfín de rincones para descubrir su pasado.
Puntos emblemáticos desde donde el visitante puede conocer y vivir parte de la historia húngara. Destaca la Ciudadela y su Museo. Esta fortaleza, de unas dimensiones considerables, se encuentra en el monte Gellert. Construida a mediados del siglo XIX, tras la Guerra Mundial se planteó su destrucción, debido a que recordaba a la población la situación vivida durante el conflicto. No obstante, poco después, se declaró lugar de interés histórico, y por lo tanto se mantuvo. Desde aquí se tienen unas magnificas vistas de toda la ciudad, acompañadas de la presencia de la magnifica estatua, monumento a la liberación. Esta efigie femenina alza una rama de palma simbolizando la emancipación del país. En el propio museo destaca especialmente el búnker. Se recrea fielmente la vida tal y como era en los momentos de su utilización.
Otro de los emplazamientos destacados es sin duda el Museo del Terror, que se encuentra en la Avenida Andrássy. Este museo se creó en el año 2000 con la intención de mostrar la historia del país durante el siglo XX, haciendo especial hincapié en los regímenes fascista y comunista. Sus imponentes fachadas negras lo convierten en una parte destacada de la avenida. En el museo se expone una gran variedad de materiales que muestran las relaciones entre Alemania y la URSS. Asimismo presenta la historia de las organizaciones propias como son el Partido de la Cruz Flechada y el AVH. En el sótano del edificio se encuentran las reproducciones de las celdas usadas por los comunistas para torturar a los prisioneros.
Señalamos especialmente el Memento Park. Desde luego, es uno de los mayores testigos de la historia comunista en la ciudad, donde permanecen los recuerdos que no fueron destruidos. En las afueras de la capital se emplazan todas las efigies conservadas a la caída del comunismo. Con las estatuas, placas y todos aquellos documentos gráficos que se encontraban repartidos por la localidad; se conformó este enorme parque que pretende ser un recordatorio de ese momento de la historia vivida. Constituido principalmente por estatuas de los líderes comunistas húngaros, destacan las de grandes personajes del momento como Lenin y Marx, entre otros.
Una de las cosas más curiosas de la capital quizás sea el llamado Tren de los Niños. Durante la época comunista se realizaron diversas obras de ampliación de los ferrocarriles para mejorar el transporte y la comunicación. Parte de esas grandes obras fueron realizadas por los llamados Pioneros, una sección juvenil dentro del partido que construyeron unas 52 líneas ferroviarias a lo largo de toda la Europa Oriental.
Tras el fin de la soberanía comunista la mayoría de estas líneas fueron clausuradas, pero en Budapest aún permanece una. Desde Szechanyi-hegy, sale esta peculiar linea de ferrocarril que es controlada por niños. Es utilizada como base de aprendizaje para que los más pequeños aprendan las labores relativas al mantenimiento y servicio de los trenes, siempre bajo la atenta mirada de adultos que los supervisan. Una de las más curiosas reminiscencias del pasado que nos presenta Budapest.
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