
Visitar los sitios del Tercer Reich en Berlín
La parte más complicada de la historia contemporánea europea pasa por Alemania, y su capital Berlín. La llegada al poder de un personaje como Adolf Hitler en un país que había sido asolado y humillado tras la primera Guerra Mundial, marcó un momento histórico decisivo.
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Sus nuevas ideas tomaron fuerza y consiguió hacerse rápidamente con el gran apoyo popular gracias a su inherentes e inexplicables dotes comunicativas. Es así, que inicia un parte de la historia, que aún hoy los berlineses recuerdan con dolor. El periodo nazi es también conocido como Tercer Reich, termino acuñado por Arthur Moeller von den Bruck, en referencia a los otros imperios anteriores, el de Carlo Magno y el de Hohenzollern. Este fue un momento que afectó drásticamente a Alemania y especialmente a Berlin.
Berlín, Capital del Mundo
Hitler decidió proporcionarle a la capital la importancia y el estilo propios de una ciudad que pudiera gobernar el mundo. Es así que ideó su gran plan de la Welthauptstadt Germana, donde pretendía una reestructuración prácticamente total de la misma, convirtiéndola en la nueva capital mundial. Para ello contó con el arquitecto, Albert Speer, que ideó una gran avenida de unos 5 kilómetros de recorrido, en cuyos extremos se ubicarían por una parte, un enorme pabellón de granito y mármol, cuya estructura recordaría al Panteón de Roma; y por otra, un arco de triunfo, de enormes dimensiones, tanto como para que cupiera el arco de triunfo parisino.
Lo único que permanece de esta gran idea constructiva, interrumpida por la llegada de la Segunda Guerra Mundial, es el Schwerbelastungkörper, una estructura que sirvió como prueba para ver si el terreno pantanoso de la capital soportaría las grandes obras que pretendían construir. Hoy en día esta gran mole sigue en pie, como recuerdo de esa gran obra ambicionada.
Los símbolos del poder
Pero los elementos presentes que recuerdan su pasado son variados. Entre los edificios que sí que se consiguieron edificar o reestructurar, se encuentra el Estadio Olímpico, inaugurado para las olimpiadas del 1936.
Los diversos edificios relacionados con las administración y política, como la Nueva Cancillería, donde se encontraba el conocido búnquer de Hitler, donde finalizó sus días. De hecho, uno de los recorridos más curiosos que se pueden realizar en la ciudad, es la parte subterránea, plagada de refugios y búnquers, la mayoría construidos durante esta época, y que sirvieron de cobijo durante la Guerra, ya que la Berlin que se encontraba encima, quedó prácticamente destruida.
Otros fueron los edificios de los diversos Ministerios, permaneciendo intacto y curiosamente incólume el Ministerio del Aire, hoy de Hacienda.
Cercano a esta construcción queda también uno de los lugares más emblemáticos, por ser un punto relevante de la política del terror llevada a cabo por la Alemania nazi; la sede de la GESTAPO. Esta era la Policía Secreta del Estado, y en cuyo lugar, hoy en día, se encuentra un museo con diversas fotografías y textos que relatan la historia relativa a la seguridad y toda la política del miedo desarrollada con Hitler.
Suprimiendo las contrariedades
Uno de los momentos álgidos fue la conocida quema de libros ocurrida el 10 de Mayo de 1933. Tuvo lugar en la Bebelplatz, lugar en el cual se encuentra un monumento conmemorativo, una pieza de cristal en el suelo a través del cual se pueden entrever estantes de libros vacíos en el subsuelo. Este tipo de iniciativas fueron llevadas a cabo por el Ministro de Propaganda Josef Goebbels, uno de los colaboradores más íntimos del Führer. Como encargado de la difusión y de la parte divulgativa del régimen, utilizó diversas herramientas, como las publicaciones en el periódico, que se convirtió en la fachada propagandística de más relevancia, el Völkischer Beobachter, ubicado en la Zimmerstrasse, cuya última publicación fue la del 30 de Abril de 1945, pocos días antes de la rendición alemana.
Pero, como no mencionar el emblemático Reichstag. Sede del parlamento alemán en época del II Imperio Germánico, y durante la República de Weimar; sufrió un incendio, probablemente provocado por los propios nazis, en febrero del 1933. Constituía para el régimen la sede parlamentaria y de ahí su interés por desvincularse del mismo. Se realizaron solamente algunas reparaciones de emergencia y pasó a albergar diversas exposiciones fanáticas, además de otras funciones, como fabrica u hospital militar. Bombardeado durante la Guerra, simbolizó la victoria por parte del ejercito rojo, ondeando sobre el mismo la bandera roja al finalizar la contienda.
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